La policía había acordonado alrededor de las 13:15 una banqueta y calles aledañas con una valla de cintas amarillas de plástico. Algunos agentes gritaban a los mirones que retrocedieran mientras conducían a perros entrenados para que olfatearan explosivos en la zona.
La unidad antibombas examinó con rayos X la nevera para determinar “con extrema cautela” si constituía una amenaza, dijo el portavoz del Departamento de Policía de Nueva York, Paul Browne.
La hielera, cuyos costados estaban hechos de un material blando, se encontraba en una banqueta casi a una cuadra de donde fue descubierto el fin de semana un coche bomba.
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